Estos tres días que hemos pasado en “El pegual”, en San Martín de los Andes, han sido maravillosos, de desconexión total, de comunión con la naturaleza, francamente inolvidables.
No hay palabras ni gracias suficientes para agradecer la invitación de nuestro amigo Carlos que por aquellas cosas de la vida, durante la cena que tuvimos con todo el grupo de amigos en Buenos Aires, nos invitó a estar en su casa durante nuestra estancia en San Martin de los Andes.
San Martín de los Andes es un pueblito encantador, el que más nos gusta de toda la zona, lo mantienen muy bien, limpio, ordenado, con unas construcciones y urbanismo uniforme y de calidad. El enclave es perfecto, entre montañas y lagos, al pie de los Andes.
Aparte de ser un pueblo precioso, no sé qué tiene con nosotros que cada vez que vamos nos da la oportunidad de disfrutar lo mejor de la forma más privilegiada.
En el 2002, la primera vez que yo estuve, también sin saberlo de antemano y con la mayor sorpresa, tuvimos la ocasión de pasar dos días con otros amigos en la casa de unos familiares, la única casa privada construida en El Arrayán. Las vistas desde esa casa no tienen precio.
En esta ocasión, estos tres días han sido otro regalo para los sentidos. La casa es preciosa, el enclave impresionante, al frente las montañas del Cordón Chapelco, el resto todo bosque. Desde el primer momento que llegué no quería moverme más de allí.
Cada ventana de la casa es para pasar horas y horas contemplando la naturaleza, se detiene el tiempo.
Es sorprendente y gratificante ver como cada día a las misma hora llegan los conejos a comer y jugar frente a la ventana, si cambias de ventana son los pájaros los que predominan, hasta he visto un colibrí que venía justo a la flor de la ventana de la habitación, de verdad, todo un privilegio.
El único paseo que hice en el día fue al invernadero para coger unos tomates, un zapallo, un poco de cebollino, perejil, una lechuga… con esos ingredientes hice unos espagueti espectaculares, me sentía como en un sueño. Por la noche, el silencio es tal que puedes oírte a ti mismo, al principio duele pero luego es fabuloso.
El amanecer es otra experiencia espectacular, ver cómo nace el día es algo que me encanta y en esta ocasión lo disfruté profundamente… el silencio, las nueves rojas por el reflejo del sol, los pájaros recibiendo al día… dura poco pero es maravilloso, este contacto con la naturaleza… me fascina.
Por la noche del martes, hicimos un asado con Ramiro y Marisa. Ramiro es el encargado de todo el club de campo y Marisa su pareja. Le habíamos encargado unas patatas, cebollas y huevos que nos las trajo cuando vino a buscar a Per para ir a comprar la carne. Mientras ellos fueron a las compras, yo preparé unas tortillas de patata y Marisa fue a buscar cosas al invernadero para preparar una ensalada y también preparo un coulis de frambuesas recién cogidas al lado del invernadero, todo estaba impresionante.
Cuando todo estuvo listo nos fuimos a la parte donde está la barbacoa y mientras la carne se iba haciendo, fuimos comiendo tortilla y queso provoleta con el vinito elementos que habían traido… Mmmm que placer inmenso, que afortunada me siento… casi me da ahogo de lo bien que estoy!
Cuando la carne estuvo lista, fuimos comiendo un pedacito de cada… QUE BIFE DE CHORIZO!!!!! Cambió de sitio el 10! Ahora está aquí!
Charlando, comiendo, bebiendo… enorme gente Ramiro y Marisa! Espectacular día en nuestras vidas.
Hoy miércoles, después de tanto vino en el asado de ayer, no me dio para ver el amanecer pero tampoco lo podría haber visto, despertó lloviendo. Parece que no podremos ver las estrellas, ni la luna que recuerdo son tan especiales aquí, la previsión de mal tiempo sigue para hoy. Mañana, según dicen, hará bueno así que tendremos que aprovechar para marchar y seguir haciendo camino.
En la tarde de hoy hemos ido a pasear por el pueblo, en realidad yo no me hubiera movido de aquí, estoy tan bien que quiero aprovechar hasta el último segundo! pero Per se ha empeñado en que teníamos que pasear por el pueblo. Nos ha venido a buscar Ramiro a las 5 y cuando llegamos al pueblo, Per dice que quiere ir a ver el futbol Barça-Chelsea … No me lo puedo creer! Pero si yo no quería moverme de la casa! He venido porque se ha empeñado en ir a pasear y ahora quiere quedarse en el pub viendo el futbol!!!! Santa paciencia! Ahí se han quedado los chicos viendo el futbol yo me he ido a pasear, por lo menos disfruto del pueblo.
El pueblo, como ya he dicho, es precioso… todas las casa de madera, limpio, bien organizado, con jardines, restaurantes, casas de te, de chocolates… un pueblo de montaña de cuento.
He estado paseando por un parque que tiene arboles de todas las variedades autóctonas de la zona, con el nombre de cada uno de ellos, me encantó!
Cuando he vuelto del paseo ya ha acabado el futbol, por lo menos valió la pena, parece que ha sido buen partido y además ganó el Barça.
Antes de ir a casa, hemos ido hasta la orilla del lago, nos hacía ilusión verlo de nuevo, ver la casa donde estuvimos la última vez que vinimos a San Martín… que buenos recuerdos de entonces y que buenos recuerdos nos llevamos ahora
Se está haciendo tardecito, hemos de cenar nuestra ensalada del invernadero y preparar todo para salir mañana. Ramiro nos lleva a casa, ya nos despedimos, seguramente no nos veremos mañana, me gustaría volver a vernos en otra ocasión, espero que así sea.
Que días maravillosos hemos pasado, me siento llena de energía y paz este es un lugar especial
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