En el avión a Miami y los controles de EEUU en los aeropuertos
Suena el reloj a las 6:00 Empiezan a sonar todos!! Por miedo a dormirnos o que no sonara el que habitualmente usamos, hemos puesto todo, el reloj y los dos móviles!
Cuando empezamos a sacar las bolsas ya llega el taxi… empieza el viaje!
En el aeropuerto, cuando hemos facturado las bolsas grandes, la chica del mostrador me ha pedido que me acercara y cuando los dos hemos estado frente a ella, muy seria, se ha presentado como representante de la seguridad de Estados Unidos de América y ha empezado a preguntar:
— ¿Dónde viven Vdes?
— ¿De quién son estas bolsas?
—¿Quién las ha preparado?
—¿Dónde han preparado estas bolsas?
—Desde que las han preparado hasta ahora, ¿Dónde han estado?
—¿Dónde van?
—¿Por cuánto tiempo?
—Con este equipaje, tres meses! (no sé si le pareció poco o mucho equipaje pero a esta altura no me atreví ni a mover la cara…)
—¿Alguien les ha dado algo para llevar?
—¿Llevan algún elemento electrónico?
—¿Cuándo lo compraron?
—¿Ha sido reparado últimamente?
Al principio, con las tres primeras preguntas, me cogió desprevenida, no sabía que para viajar a algún punto de América hicieran todas estas preguntas, no recuerdo que cuando fuimos a New York nos preguntaran nada de esto y me he quedado muy sorprendida, tanto que sin pensar he preguntado —Pero qué tipo de preguntas son estas?… ups! Se molestó “un poco” y muy, pero que muy seria me ha recordado que estaba hablando en representación de la seguridad de Estados Unidos de América y que debía responder toda pregunta que me formulara…
Pasado el interrogatorio (que ya me dirás de que sirve…) nos vamos a desayunar un buen bocadillo de jamón a SIVARIUS, esto como despedida de una de esas cosas que echamos en falta al cabo de un tiempo fuera.
Antes de subir al avión y ahora ya solo con las dos bolsas de mano, nos han hecho prácticamente todas las preguntas por dos veces más, una antes de pasar al control de maletas y otra antes de subir al avión.
El avión ha salido en hora, todo perfecto.
las azafatas muy amables y la comida sorprendentemente buena; una ensalada que está fresca y una pechuga de pollo a la plancha con pasta, sencillo y con sabor sano, sin salsas extrañas incorporadas. También hay pan, mantequilla, queso, crackers y galletitas para el café y para beber, agua y un vino merlot francés que está muy bueno.
Per ha pagado extra por los asientos, para tener más espacio para las piernas, siempre lo hace y ya sabe lo que coge pero en esta ocasión parece que no había más posibilidad y estamos en los asientos 13H y 13J “13” hmmm, pero esto, después de comer nos hemos dado cuenta que nos es lo peor… estamos justo al lado de la puerta del bañoooo!!! Hay que ver qué cantidad de gente ha “descomido” puaf!! Más que cobrar extra, por este asiento deberían haber hecho un descuento!… menos mal que luego todos se han calmado y hemos pasado el resto del viaje sin perfumes de la naturaleza.
Per va durmiendo algún ratito pero yo, que soy la que normalmente duerme, no puedo dormir, lo intento y lo intento pero nada, es como si estuviera electrificada.
Tanto la comida como la amabilidad de las azafatas va empeorando con el viaje, como a las 17 (hora nuestra) nos traen un mini pack con unas galletitas y un kit-kat y ofrecen algo para beber, con no muy buena cara y casi sin mirarnos. Como a las 21h. que ahora ya tenemos hambre, nos traen (o nos tiran) una mini pizza tipo americano, con mucha masa… no nos apetece nada pero es lo que hay o lo comes o lo dejas. No es que esté mala pero teniendo en cuenta que estamos todo el rato entados, hubiera sido mejor algo menos pesado.
El avión llega puntual y el aterrizaje es perfecto.
Desde el avión se ve perfectamente las afueras de Miami, es todo planito y muy organizado. Son como urbanizaciones en cuadrados grandes y dentro cuadrados pequeñitos, en muchos de estos cuadrados hay como lagos en el interior y las casas están construidas alrededor.
La zona donde no hay casas se ve como terreno pantanoso.
Ya en el aeropuerto ha sido como una odisea, hemos pasado dos horas para pasar el control de entrada… como 8 filas de zigzag larguísimas de lado a lado de la sala y un montón de gente confluyendo de diferentes vuelos, allí, todos caminando en fila haciendo el zigzag y cuando ya llegábamos a la última, como estaba muy lleno y avanzaba más lento, nos han hecho continuar por fuera de las filas a otra sala con otro mogollón de filas y a caminar de nuevo… nos hemos quedado sin habla… nosotros y todos los que han desviado… todos íbamos con una cara larga y con una mala leche que ya no nos cabía. Cuando por fin nos han colocado en la cola de una ventanilla, ahora parece que nos han asignado el agente en prácticas! Esto no avanza! Y cuando por fin! Nos toca… ahora resulta que nos ha tocado un “gracioso” primero nos ha hecho como a todos; no ha tomado huellas de los cuatro dedos de la mano derecha, del dedo gordo de la derecha, luego lo mismo de la mano izquierda, luego una foto y luego las preguntas… las mismas! pero para rematar, con una sonrisa enorme dejando ver todos los dientes blancos en contraste con su piel dice…
—Are you married?
—Are you friends?… (Ahora con esa sonrisa y esa mirada… sigue…) —friends with benefits?
Con pocas ganas, le reímos la gracia y NOS VAMOS!! No podemos más, estamos agotados de caminar con el peso de las bolsas de mano que aunque no son grandes pesan y con el tiempo más…
Ahora nos toca ir a buscar las bolsas a la cinta y… ups! La cinta rueda pero no hay ni una maleta, me doy cuenta que hay montones de maletas y bolsas en el suelo, fuera de la cinta y al fondo, solitas, están las nuestras! Tanto lio y tanta pregunta con las bolsas y ahora están por ahí tiradas.
Ahora ya SÍ, fuera del aeropuerto cogemos un taxi y vamos a la casa que hemos alquilado.
Ya está oscuro, son las 18:30 hora local, la diferencia es de 6h. (En Barcelona son las 00:30) Hace calor húmedo y mucho viento. Yo estoy como zombi y con torticolis en el cuello/hombro derecho que no sé de donde la he sacado.
El trayecto me recuerda ligeramente la zona de Castelldefels, planito con mucho pino, la diferencia es que esto es más grande y hay zonas con lagos de mar entre las construcciones. Pasamos unas casas espectaculares que dan directo a playa particular, Per me comenta que esa zona es donde tienen la casa gente como Gloria Estafan.
Llegamos a la dirección de nuestra casa y el aspecto es como si fuera un hotel, está muy iluminado, veo desde el taxi que hay un salón con recepción y sale un señor con uniforme y un porta-maletas grande como en los hoteles. Avisan al dueño del apartamento y nos dan permiso para subir, estamos en el piso 16. Mientas vamos subiendo, el sr. de las maletas nos explica que el dueño del apartamento es un escritor…
Cuando llegamos a la casa nos abre la puerta un señor aprox de nuestra edad con pelo largo blanco onda bastante hippy, nos enseña la casa y cómo funcionan las cosas pero nos hemos quedado muy sorprendidos al ver que es su casa tal cual… cosas por la mesa, fotos, ropa en los armarios… vamos, que hoy estaba viviendo aquí y lo único que ha hecho es marcharse y darnos las llaves. La casa está bien y tiene personalidad.
Nos ofrece dar una vuelta por los alrededores de la casa y mostrarnos los restaurantes y las tiendas, aunque estoy derrotada, me voy con ellos para ver y sobre todo para ver que explica de los sitios, hay una “curiosidad” es que justo enfrente de la casa hay un restaurante que se llama “BARCELONETA” curioso, ¿no? Hemos de investigar a ver de qué le viene el nombre.
La zona es perfecta, tiene supermercado, buena panadería, restaurantes de todo tipo y una cervecería que según explica tiene 200 variedades de cerveza. También nos ha presentado a la dueña donde va el a desayunar y tomar café, el local se llama mimos y es una argentina mimosa (en el buen sentido de la palabra)…
De vuelta a casa y por fin solos reviso las sábanas y las toallas, las pongo limpias del armario y esperamos a que llegue Richard y Kim… estoy por desmallarme pero no me duermo ni por casualidad.
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